Una pequeña parte de la historia de Madrid la podemos encontrar hoy en Ponzano, se trata de un antiguo local dedicado al oficio de la sastrería que hoy nos ofrece el mejor vermut de Madrid. Nos reunimos con Antonio Guillot, antiguo dueño y sastre, el cual nos acompaña en un recorrido a través del tiempo, ilusionado porque el local se conserve casi igual que cuando él trabajaba allí.
La sastrería Guillot, ha estado abierta desde el año 1961 hasta el 2018, hoy nos la podemos encontrar en el mismo sitio, pero bajo el nombre de La Sastrería de Ponzano; una nueva vermutería que ha decidido preservar la esencia de la antigua tienda. Todo comenzó como un negocio familiar inaugurado por sus padres, Antonio y Candela, en el que él empezó a trabajar como botones a sus 16 años, nos cuenta que iba a por las telas, ayudaba a planchar y mientras tanto aprendía el oficio. Con el tiempo, un curso de corte y confección y todo lo aprendido por su padre, Antonio tomó el mando de la pequeña empresa familiar que habían abierto con ilusión años atrás.
Memorias de La Sastrería
Los muebles de la Sastrería cuentan con una segunda vida, ya que son los mismos de la época, donde ahora se guardan más de cien vermuts, antes se colocaban las telas que Antonio usaba para confeccionar sus trajes. Las mesas de trabajo, ahora convertidas en barra y mesa para la degustación de los aperitivos, también se conservan. En la sala interior, podríamos hacernos una idea de cómo Antonio junto a sus padres, tomaban las medidas de sus clientes en el probador, para después en el taller cortar, planchar y coser las telas para confeccionar los mejores trajes.
Aún conserva algunas herramientas utilizadas para su trabajo, unas tijeras, una vieja plancha eléctrica, junto a otra de carbón. Esta última, la cual podemos encontrar expuesta en el escaparate de la Sastrería, era muy útil por los frecuentes apagones, aunque el cuerpo entero se calentaba, pudiendo llegar a dificultar su manejo.
Antonio, Amante del vermut
Tras jubilarse, dio a parar por casualidad con los nuevos gestores que llevarían a día de hoy la Sastrería. Con ilusión y también añoranza visita a menudo el nuevo local como si fuese su antiguo hogar. Sin duda cuentan con una muy buena relación entre otras cosas, ya que nos confiesa con humor, ser un fiel amante del vermut, su favorito:
«el blanco con un toquecito de sifón».
Que Bonita historia,!! Cuantas recuerdos escondidos se guardan en el viejo Madrid. Y esta todavía hay quien las cuenten. Clara.
Buenos días, Antonio!!! Que alegria y felicidad debes sentir al ver «tu» SASTRERIA convertida en LA SASTRERIA dónde puedes ir a tomar un vinillo que siempre anima el dia. Y que recuerdos (buenos y quizas no tan buenos) al visitar vuestra historia y vuestros trabajos. Que SUERTE has tenido de que han conservador la base de LA SASTRERIA. FELICIDADES y aprovecha su visita.
ANTONIO, muchas felicidades y por la SUERTE que has tenido al poder asistir a LA SASTRERIA como continuació de tu SASTRERIA y poder disfrutar del interior pràcticament como lo habias vivido. Y tomar un vinillo, que da vida!!!!